¿Y ahora qué?

 Cuando a nivel social se habla de una oposición, solo se piensa en el resultado final: una plaza de funcionario en un puesto de la administración que, salvo que pase algo muy grave, será para toda la vida. Pero nunca se habla de la otra parte, la más importante: el proceso hasta la obtención de esa plaza. Y menos se habla cuando se trata de cuerpos superiores.

Te puedes pasar años opositando a jornada completa -o a media jornada compaginándolo con un trabajo-, que aun así nunca será suficiente. Estudias día tras día, encerrada en tu habitación o en una biblioteca, sin salir ni tomar el aire; hay días en los que estás más distraída y te escapas en las redes sociales o en series o libros. Sabes la teoría, sabes aplicarla, sabes desempeñar el trabajo para el que te estás preparando. Y aun así parece que nunca es suficiente. 


La oposición es una carrera de fondo, dicen -y de manera consciente tú también lo sabes-; pero a veces las carreras de fondo no son buenas. ¿Qué pasa cuando tu salud mental se empieza a resentir? Cuando empiezas a comer cada vez menos, cuando por cada cosa nimia se te dispara la ansiedad o cuando, al peinarte, notas que te llevas por delante más pelo de lo habitual, cuando empiezas a pensar en que te gustaría desaparecer. ¿Qué haces ahí? Igual te planteas parar y hacer otra cosa, porque conscientemente sabes que hay otras opciones, pero parar da vértigo, mucho, porque has estado tanto tiempo sumida en este proceso que no sabes qué hacer y te empiezas a cuestionar si, en verdad, hay otra cosa que seas capaz de hacer, para la que sirvas.


Pero no solo es una carrera de fondo, sino que es también un proceso tan solitario…incluso aunque conozcas a gente, aunque tengas amigas que están igual que tu y que te entienden; incluso aunque tengas una familia que te apoya sin importar qué. La soledad y el vacío que se llegan a sentir son insoportables. Y si no tienes cuidado, puedes llegar a acabar en un pozo muy profundo y oscuro y del que salir será (es) difícil, porque te acostumbras a la oscuridad, la acoges en tu corazón y tu mente y se convierte en una parte más de ti. I miss the comfort in bein’ sad, cantaba Kurt Cobain en “Frances Farmer Will Have Her Revenge on Seattle”, y qué bien entendió él este estado.


Y entre todo esto, el agotamiento es inevitable y los días se vuelven borrosos e idénticos y, cuando te quieres dar cuenta, ya ha pasado un año. Y entonces te preguntas qué has hecho ese año, si ha habido algo significativo o si sigues estancada en lo mismo. Estancamiento. Esa es otra palabra que hay que sumar a este proceso.


Estancamiento, insuficiencia, frustración, soledad, tristeza, fracaso. 


Fracaso es otra de las palabras que caracterizan este proceso, porque es así cómo una se siente cuando ve que su esfuerzo no termina nunca de culminar en un buen resultado. Y da igual cuantas veces te digan que no eres un fracaso, porque no todo el mundo tiene la capacidad de resistencia y disciplina para seguir en este camino. Pero es inevitable sentirse así, aunque sepas que no estás sola porque, igual que tú, hay muchísimas compañeras que son excelentes y que también se quedan fuera.


Y al final vuelves a esa pregunta que te ha estado rondando la mente durante meses -¡incluso años!-: ¿qué más tengo que hacer para ver resultados? O quizás es que no valgo para esto, pero, si no valgo para esto, ¿para qué valgo? Porque no sé hacer otra cosa. Pensamientos que me han estado ocupando la mente en los últimos tiempos y que siempre he intentado ahogar, encerrarlos en el sótano de mi mente, pero, de alguna forma, siempre se las ingenian para salir.


Y entonces, cuando ves que te esfuerzas y nunca llega y decides reconducirte, te asalta otra pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Qué es lo que tengo y que me pueda servir para el mundo laboral tras un par de años sin trabajar? Así que, ¿y ahora qué?


Un proceso de oposición es duro, muy duro, y es inevitable que en algún momento una se plantee dejarlo e, incluso, que se plantee hacer las maletas y marcharse fuera del país a probar suerte. Pero eso también da vértigo: dejar atrás todo lo que tienes para empezar de cero en otro país.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Dear Younger Me

Incertidumbre